TUS OJOS

Para encontrar dos piedras peregrinas
con que formar tus ojos ideales,
Dios buscó en los prodigios minerales
las lágrimas más puras y divinas.

Repasó las madréporas marinas,
el lujo de las plumas orientales,
el hervir de las luces siderales,
las grutas de facetas diamantinas.

Y no hallando materia luminosa
adecuada a tu faz maravillosa
por elocuente, y expresiva, y rara,

mordió sus labios, de coraje rojos;
¡Después, Dios mismo se arrancó los ojos
y con amor los estampó en tu cara!

SALVADOR RUEDA